Opción mínimamente invasiva para lesiones pequeñas. Este procedimiento se realiza mediante pequeñas incisiones utilizando una cámara y herramientas quirúrgicas especializadas, lo que permite una operación precisa con menos dolor, pérdida de sangre y tiempo de recuperación. Los pacientes suelen volver a sus actividades normales mucho más rápido que con la cirugía abierta.

Un procedimiento no quirúrgico que utiliza energía térmica para destruir pequeños tumores hepáticos. Guiado por técnicas de imagen como ecografía o tomografía, se inserta una sonda fina en el tumor. El calor generado por las ondas de radiofrecuencia o microondas elimina eficazmente las células cancerosas mientras preserva el tejido hepático sano. Es una opción ideal para pacientes que no pueden someterse a cirugía.

Procedimiento quirúrgico para eliminar quistes llenos de líquido del hígado. La mayoría son benignos, pero pueden causar molestias, dolor o presión si aumentan de tamaño. La cirugía puede realizarse de forma laparoscópica o abierta, según el tamaño y la ubicación del quiste. Su eliminación evita recurrencias y ayuda a restaurar la función hepática normal.

Procedimiento quirúrgico realizado para tratar obstrucciones, estrechamientos o lesiones en los conductos biliares que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino. Dependiendo del caso, la cirugía puede implicar la eliminación de la obstrucción, la reparación de los conductos dañados o la reconstrucción del flujo biliar. El objetivo es restaurar el drenaje normal de la bilis, aliviar síntomas como ictericia o dolor y prevenir el daño hepático.